Los clubes cannábicos se han consolidado como una respuesta a las necesidades de los amantes del cannabis en cada vez más partes del mundo. Particularmente en España, donde a pesar que fue donde se inició este modelo, y que es donde más asociaciones Cannabicas y clubs cannabicos hay, se ha acabado regulando antes en otros países como en Uruguay (2014) o próximamente en Alemania que en el nuestro.
Estos espacios privados sin ánimo de lucro permiten a sus miembros disfrutar del cannabis sin temor a sanciones administrativas por su consumo o tenencia en la vía pública. En este artículo, exploremos los principales aspectos a conocer sobre los clubes cannábicos, desde cómo funcionan hasta las regulaciones que los gobiernan, los beneficios de unirse a uno y los desafíos que enfrentan.
¿Qué es un club cannábico y cómo funcionan?
Un club cannábico, o asociación cannábica, es un espacio privado donde los entusiastas del cannabis pueden reunirse y consumirlo en un ambiente controlado y seguro. Estas asociaciones funcionan como entidades sin ánimo de lucro y se basan en estatutos previamente aprobados por el registro de asociaciones, ya sea el Nacional o los distintos registros autonómicos de asociaciones. Lo más importante es que todas estas actividades se llevan a cabo en un entorno privado y alejado de la vía pública.
La problemática radica en que ninguna de las actividades relacionadas con el cannabis, desde el cultivo, la compra conjunta o mancomunada, la dispensación hasta el consumo se encuentran reguladas en ninguna normativa, por lo que estas actividades quedan al albur de la interpretación de las autoridades, cuerpos de seguridad y en última instancia de los Tribunales de Justicia.
A pesar de que se sigan las normas y directrices establecidas en los estatutos, aprobadas con carácter previo por la Administración, existen riesgos legales al no ser una actividad regulada. Es de capital importancia ser conocedor de estos posibles riesgos a los que se enfrentan los Clubes Sociales de Cannabis o Clubs Cannabicos derivados de su funcionamiento antes de impulsar un proyecto.
Normativas y regulaciones de los clubes cannábicos
Como decíamos, los clubes cannábicos operan en una zona legal gris y ambigua. A nivel estatal y autonómico en España, no existen regulaciones específicas para estos clubes. A pesar de los intentos de regulación a nivel autonómico, como en Navarra y Cataluña, estas normativas han sido anuladas por el Tribunal Constitucional, argumentando que invadían competencias del Estado. El resto de iniciativas legislativas que se han presentado en el foro adecuado, competencialmente hablando, no han tenido las mayorías suficientes para su aprobación. Como es el caso de la Proposición de Ley de Regulación Integral y Control del Cannabis en Personas Adultas que redactamos desde S&F abogados y que fue presentada en el Congreso de los Diputados el 6 de Octubre de 2021, en la que entre otras cuestiones se regulaba el funcionamiento y operativa de los Clubes Sociales de Cannabis o Asociaciones Cannábicas. Dado este vacío legal, los clubes cannábicos se basan en la Ley 1/2002 de asociaciones y se amparan en el artículo 22 de la Constitución para funcionar. Las ordenanzas municipales en algunas áreas pueden regular aspectos como la ubicación y el funcionamiento de los clubes, pero no abordan la actividad en sí misma. Además de que en algunas ocasiones no han pasado el control de constitucionalidad y han sido anuladas, como la de la ciudad de Barcelona.
Beneficios de unirse a un club cannábico
Unirse a un club cannábico ofrece varios beneficios. En primer lugar, proporciona un lugar seguro y privado para consumir cannabis, evitando problemas legales relacionados con el consumo o tenencia de cannabis y sus derivados en la vía pública. Además, estos clubes a menudo promueven la educación sobre el cannabis y fomentan un consumo responsable. Los socios pueden participar en actividades relacionadas con el cannabis, desde talleres hasta eventos sociales, lo que les permite conectarse con personas afines y aprender más sobre esta planta.
La falta de regulación específica a nivel nacional y en la mayoría de las Comunidades Autónomas crea incertidumbre y desafíos legales para los clubes cannábicos.
A pesar de la falta de regulación, los beneficios de unirse a un club cannábico son notables. Además de los expresados anteriormente, los socios pueden conocer la calidad de los productos que consumen, ya que muchas veces se someten a pruebas de calidad para determinar la concentración de cannabinoides y terpenos para definir su potencial estupefaciente y sus propiedades organolépticas. También brindan asesoría legal para sus miembros, lo que les aporta un valor añadido en un área legalmente ambigua.
Retos y desafíos en el mundo de los clubes cannábicos
El principal reto que rodea a los clubes cannábicos es que sean regulados de forma responsable, separando el modelo entre el puramente asociativo o el que lleva a cabo un funcionamiento más comercial, imponiéndose a este segundo modelo unos fiscalidad acorde a su actividad.
Otro desafío significativo es la estigmatización (aunque cada vez menor) que rodea al cannabis y a las personas usuarias, que supone un obstáculo para su aceptación y regulación, considerándose un tema incómodo a nivel político. Es por ello que las asociaciones Cannábicas juegan un papel fundamental en la lucha por la normalización y la legalización del cannabis a través de la presión a nivel social que pueden ejercer.
En resumen, los clubes cannábicos son una respuesta a la necesidad de un espacio seguro para los amantes del cannabis. Aunque la regulación es incierta, estas asociaciones privadas ofrecen un refugio para aquellos que desean disfrutar de esta planta de manera responsable y en comunidad. Si te interesa el mundo del cannabis, un club cannábico podría ser el lugar perfecto para ti.
Ante la anteriormente comentada falta de regulación específica a nivel nacional y autonómica, en muchos casos, los clubes cannábicos han tenido que recurrir a una autorregulación estricta para mantener sus operaciones, imponiendo limitaciones y protocolos estrictos. No obstante de los esfuerzos por operar de manera ética, la falta de regulación adecuada dificulta la creación de estándares uniformes y el cumplimiento de normas claras.
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